miércoles, 19 de septiembre de 2007

La papelera

Hace ya tiempo que algún avezado responsable municipal del Ayuntamiento de Badajoz decidió que en la calle en la que vivo iría bien poner papeleras. Dicho y hecho y así, de un día para otro, apareció una flamante papelera verde justo delante de la puerta de mi casa.
Una papelera dispuesta a ser usada como recipiente de alguna de las mil y una inmundicias que en nuestra actual sociedad de consumo desenfrenado somos capaces de generar. No sólo dispuesta, sino que nos interpela directamente con la leyenda utilíceme, inscrita a pie de icono, como no podía ser de otra forma, por el Excelentísimo Ayuntamiento de Badajoz.
Hasta ahí todo casi perfecto. No seré yo quien se queje de las papeleras ante tanto incívico que prefiere limpiar el cenicero del coche en el bordillo de la acera, por poner sólo un ejemplo.
¡Pero ...!, por algún lado tenía que estar el truco y resulta que una vez puesta la papelera, ¡tararí que te ví ...! por aquí no pasa nadie a vaciarlas. Creo recordar que en la anterior legislatura, algún vecino se encontró con un edil del equipo de gobierno de entonces, del PP, como ahora, y le dijo que no disponían de personal para atender la recogida. Por lo visto la mayor parte del personal lo tienen dedicado a poner pensamientos y otras flores para embellecer las múltiples rotondas y paseos del centro de la ciudad, porque lo de las barriadas es otra cosa.
Por lo tanto no me queda otro remedio que cuando la papelera está llenita a rebosar, como en la foto que acompaña este comentario, descolgar la papelera y llevarla yo mismo hasta el contenedor más próximo para vaciar su contenido.
Y la verdad es que ¡me toca bastante las narices!.
Dicen algunas lenguas del barrio que recuerdan haber visto alguna vez a operarios de la limpieza por nuestra calle, pero mucho me temo que sea una de tantas leyendas urbanas que circulan por ahí, llenando de confusión a personas crédulas.
Yo mientras tanto, y por si acaso, o más bien, por si la basura, seguiré vaciándola de tanto en tanto; aunque no se si podré argumentarlo como motivo de rebaja fiscal de mis tributos municipales.

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